La práctica artística de Anna Irina Russell utiliza la escultura y la instalación como base para especular sobre procesos de comunicación no hegemónicos. Su metodología dialoga con las tensiones generadas entre los cuerpos, los espacios y los objetos o materiales con los que trabaja, trabajando en una zona gris donde lo ambiguo, lo hipnótico, lo sensual y lo extraño toman rienda suelta. Los sistemas de transmisión, manipulación y distorsión material son fundamentales para su trabajo. Suele incorporar planteamientos lúdicos como herramienta de investigación con el fin de señalar y subvertir determinadas estructuras semióticas y comunicativas preestablecidas que suelen pasar desapercibidas.