Ya se puede visitar la exposición de Fernanda Laguna en la galería!
  • Al principi,
  • Anna Dot
  • 04 septiembre – 22 septiembre 2018

    Barcelona

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  • Anna Dot
  • Al principio,

     

    Me encontré dos desconocidos en medio de un terreno árido.

     

    Dijeron:

    -Este es un sitio sin historia.

    -Hemos empezado a excavar y, al cabo de poco, hemos llegado al “fondo del asunto”

     

    Que fácil que fue para ellos representar la posibilidad de un sitio sin historia! El origen real, el inicio de todo. Habían empezado a excavar y, al cabo de poco, sin haberse esforzado mucho, llegaron a la tabula rasa original, donde podría empezar todo. La vieron vacía, limpia, lisa, impecable, resplandeciente, de un blanco cegador, capaz de reflejarlo todo hacia fuera. Parecía que escupía cualquier cosa que pudiera dejar marca, como si repeliera el principio de toda historia, como si paralizara el paso del tiempo y pudiera existir de manera eterna y temporal. Aislada de todo “el fondo del asunto”, lo habían nombrado esos personajes; el instante previo a la hematopoyesis proyectado al infinito.

     

    Como no podía ser de otra forma, la escena onírica fue fugaz. Justo cuando acabaron de pronunciar esas palabras, me desperté. Estaba en el tren. Veía casas, coches, el sol, aviones, nubes, montañas, grúas lejanas, grúas próximas, arboles, estaciones, gente que subía, otros que bajaban. Podríamos trazar líneas que representaran los vínculos entre todos estos elementos. Serian indicios de historias invisibles pero estructurales. Como esa casa de Vic que, según explican, esta construida encima de una montaña. Dicen que si alguien hiciera un agujero en el suelo de algunas de las habitaciones del primer piso, encontraría la roca. Bajé en la estación de Arco de Triunfo y cuando aun estaba bajo tierra pisé trozos de una baldosa rota. Cruc-cruc. Los fragmentos cerámicos, desenganchados y inestables encima del pavimento siguieron el balanceo de mi pie provocado por el desplazamiento del peso de mi cuerpo. Fuerzas y equilibrios en circulación; las de mi cuerpo, las del espacio y las del suelo. La imagen de un guisante crudo debajo de una baldosa o una montaña dentro de casa.

     

    vinieron los topógrafos, después, los hombres con espráis de colores explosivos y fluorescentes. Rosa, naranja, rojo, azul, amarillo y un blanco cegador. Diamantes, cuadrados, “zetas”, círculos, flechas, líneas rectas, líneas discontinuas, ángulos rectos, líneas onduladas. Telefónica, Endesa, Gas Natural y el Departamento de obras públicas. Agua, electricidad, alcantarillado, teléfono, cable. Todo eso que yace bajo tierra, en los subterráneos de la civilización.

     

    Las marcas de colores explosivos y fluorescentes “Indicaban que se aproximaba alguna cosa”, dice Ellen Ullman, la ciudad esta llena. Tan pronto están como desaparecen. Grafías de un código extraño, marcan principios. Algunas son instrucciones para los que vendrán después; aquí falta un agujero; allí se tiene que instalar una farola; mas para la derecha , dibuja un carril bici. Otros, describen los subterráneos de la civilización: los sistemas de alcantarillado, el alumbrado, el agua, la fibra óptica. Parecen signos de un lenguaje capaz de representar el tiempo y el espacio en espiral. Describen ruinas sobre las cuales se construirá de nuevo. Pregunté a mi padre como lo hacen.

     

    -Cual es la lógica de este lenguaje? Como lo puedo aprender? Que historia tiene? Quien se ha puesto de acuerdo para desarrollarlo? Me lo puedes enseñar?

     

    Me respondió que cada obrero hacia esos dibujos como podía, según creía que le sería mas fácil de interpretar  a quien los tenga que interpretar. Mi racionalidad científica de investigadora en traducción no entendía nada. 

     

    – Como? Me estás diciendo que no hay ningún consenso? Que el gremio de obreros nunca se ha puesto de acuerdo para desarrollar una gramática de estas marcas? Como os entendéis?

     

    No me dio ninguna respuesta. Tal vez me las dio todas. Tal vez estamos delante de un lenguaje efímero (que dura poco), espontáneo (porqué se inventa y se interpreta al momento) i deíctico (porqué siempre señala hacia otras situaciones, pasadas o futuras, que en el presente son invisibles). O tal vez tendríamos que hablar de lenguajes. No  es solo uno; es el de cada obrero en relación con su presente. Des de entonces he ido por el mundo observando y recogiendo muestras de estas expresiones sin tener un objetivo demasiado claro. A veces he visto como terrenos se transformaban con el paso de los días y la introducción, sobre las ruinas, de nuevos elementos.  Tengo la sensación que podríamos identificar algunos patrones, podríamos comenzar a encontrar pistas donde agarrarnos para interpretar cada símbolo, pero tal vez eso seria ir en contra de su carácter específico del momento y el sitio donde se realiza. Tal vez la única manera de aprender a expresarse así es improvisando instintivamente en cada situación; dibujando cada símbolo con la confianza de que quien vendrá después lo entenderá.

     

    Con todo, es un lenguaje que no esta pensado para mi. No me interpela por bien que describe la estructura que también condiciona mi vida. Perno no soy yo, ni seguramente tu, quien la tiene que interpretar. Son los del gremio. Y a veces, mientras ellos dialogan por medio de estas grafías i los actos que detonan, nos piden, con dispositivos de un código consensuado, que paremos, que hagamos silencio, que están hablando o construyendo – dilo como quieras.

     

     

    era el amor.

    Nos paramos porque la situación lo pide. En Copenhague y en Nueva York hay obreros que tienen el detalle de abrir ventanas en las vallas de las zonas de obras para que los transeúntes puedan observar la situación. En Barcelona es mas habitual encontrarse con agujeros en las lonas que delimitan las obras. Agujeros a la altura de quien los ha hecho, alguien que quiere espiar los principios.  Todo esto me hace pensar en el amor que, según Julia Kristeva, era el principio. El amor es una relación de tensión entre dos cuerpos. “El inicio es dialéctico, el origen son dos”, dijo Xavier Bassas, provocando un oxímoron en mi estómago. Empieza el amor i en medio de la tensión se empieza a construir una nueva historia, un edifico que se intenta sustentar en unas estructuras del pasado, que vienen de otras historias, porque construimos encima de las ruinas. A veces, el amor abre un agujero y hace bien visibles estas estructuras, que parecen firmes y solidas. A veces, si una es muy observadora, incluso se puede llegar a encontrar o a imaginar indicios de las piedras angulares de un proyecto arquitectónico que se erige sin plano, que se improvisa a cada instante sobre referencias invisibles del pasado, pero tan fuertes como un guisante crudo debajo de una baldosa. A veces, una puede querer emblandecerlas, hacerlas mas flexibles o montar nuevas.

     

    El principio de Bombon también fue el amor, me lo dijeron Bernat y Joana. Pero el principio antes del principio (porqué el origen son dos)  era una tienda de “ventas al mayor”. Lo dice en una de las ventanas del espacio que ahora hace de galería y lo dicen, también, las marcas del sitio, el subconsciente material. Como podríamos escavar en estos principios? Podrían servir los lenguajes del inicio de unas obras para hacer una recreación arqueológica del espacio? Para activar la imaginación de otros escenarios previos a partir de la lectura poética de fragmentos del pasado?

     

    In the beginning,

     

    was the Word;

    there is a difference;

    was the noise;

    fue el verbo;

    siempre hay una relación con una entidad afectiva e interactiva dotada de carne inteligente y mente encarnada;

    era el amor;

    está Él;

    God created heaven;

    earth gave forth;

    there was nothing;

    there was light;

    was with God; the Word;

    the First Cow;

    was the Word next God;

    hi ha la guerra;

    fue el fin;

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