05 septiembre – 22 septiembre 2017
Barcelona
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En el marco de ARTNOU, Bombon projects presenta una exposición de dos artistas que, aunque de generaciones muy diferentes, se pueden considerar emergentes; una categoría en la que artistas jóvenes y no tan jóvenes se encuentran repetidamente. Josep Maria de Sucre (1886-1969), pintor, escritor, promotor artístico y oficial criminalista de profesión disfrutó, en momentos puntuales de su carrera, de cierto reconocimiento como artista, aunque el desconocimiento actual de su obra nos lo hace resituar en la emergencia. Junto con Aldo Urbano (1991), artista emergente, categoría de la que no tiene escapatoria, entrarán en un diálogo intergeneracional que promete emociones fuertes.
Orobouros: es complicado diferenciar los conceptos de las imágenes
Text de Caterina Almirall
Dice Aldo Urbano que a fuerza de repetir el gesto, de dedicarle mucho esfuerzo, puede ocurrir que confundamos el arriba con el bajo, y en este estado de transición fluctuante ya no sepamos si estamos subiendo o bajando. Los jóvenes son viejos y los viejos renacidos. La relación entre Aldo Urbano y J.M. de Sucre se basa en esta confusión, una confusión entre arriba y abajo, entre subir y bajar. Una confusión de colores, formas, estados físicos y mentales. Una confusión entre estar dentro y estar fuera. En esta confusión el tiempo se enreda y el pasado se hace presente, y el presente pasado, y el futuro no existe. Lo que es antes también es ahora, por lo que las cosas son unas junto a otras dándose forma, deformándose. Por puro placer especular de distorsión. El amarillo, puesto aquí en medio de este azul, es oro, y la pintura es alquimia. Debemos mirar con cuidado un rato hasta que ya no sepamos dónde tenemos los ojos y dónde están los colores. Los ojos, en esta ecuación de la confusión intentan delimitar el dentro del fuera, como una puerta, pero lo que hacen en realidad es proyectar todo lo que hay dentro hacia afuera, ya la vez, todo lo que hay afuera hacia dentro, por lo que se mezclan las dos cosas y al final ya no reconocemos lo que sabemos de lo que hemos inventado. ¿Este violeta ya estaba aquí hace un rato o le acaban de poner? La alquimia es la transmutación de la materia, en oro o simplemente en algo que antes no era. Los ingredientes son una paleta de colores que funciona como un horóscopo, según la alineación de los astros, es decir, de las formas que los contienen y la superficie que los sustenta.
Aldo Urbano y J. M. de Sucre comparten la voluntad de que las formas que pintan produzcan algo más allá de ellas mismas, pintar implica afectar al futuro. En de Sucre, por ejemplo, pintaba caras en las paredes y en las puertas de su casa para asustar a los ladrones que entraban a robar lo que no tenía. Estas pinturas en paredes y puertas tienen una función muy concreta y también alojan la esperanza del pintor de tener un poder sobre lo real. Es difícil distinguir la imagen de la función por la que ha sido pintada.
Es complicado diferenciar los conceptos de las imágenes. La simbología explica cómo cada forma contiene las otras formas, que se incluyen y se complementan haciendo el total de las formas del universo. La palabra universo define casi siempre el todo. Una y todas las formas a la vez, sin un principio ni un final, sino en una relación de mutación constante de una a otra. Esto es el ouroboros, la serpiente que se muerde la cola. El movimiento es esencial. La capacidad de estar en dos lugares a la vez. Fue joven y consagrado a la vez. Ser aristócrata y vivir en la miseria. Según los expertos en simbología, el círculo es el origen, la infinitud, la no acción; lo acciona el triángulo, que conecta tres puntos y genera un espacio finito, y cuando éste se refleja aparece el cuadrado. El movimiento compulsivo de las pinturas responde de estas formas. Pero esto no significa que las pinturas sean el universo, sino que cada partícula es todo el universo y viceversa. Las pinturas no son símbolo y no representan porque son literales, quieren asustar a los ladrones.
Un universo es un ecosistema, que es la relación entre los organismos que lo habitan. El universo está en la relación. Las flores son los órganos erógenos de los organismos que habitan el universo, estimulan los sentidos, excitan la imaginación y generan intercambios. En ese universo las flores son el centro y la relación entre las cosas es el centro. La pintura no es el universo, no es un espacio. La pintura es un portal. Pasamos a través de ella. Las pinturas cumplen una función hipnótica y seductora, por eso no son racionales sino impulsivas. La forma visible de algo que está ocurriendo. Estas pinturas, Aldo, y seguramente en de Sucre también, y quizás tú y yo también, ya las habíamos visto en sueños, porque vienen a buscarnos desde otro mundo, como si ya existieran antes de ser pintadas. A la vez no acaban de existir nunca, porque siempre están cambiando, en un mundo que es ordenado, y este orden permite crear cosas nuevas en cada instante de forma que no podamos retener casi nada en la memoria y cada vez que miramos es la primera.
Caterina Almirall, Barcelona, septiembre 2017.
*Este texto ha sido escrito a partir de conversaciones con Aldo Urbano y de mirar sus pinturas. También de la lectura de algunos textos de Raimon Arola sobre simbología y alquimia. La cita es de estos textos, y las imágenes son de internet y representan al Euroboros.
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